Muchas personas prefieren correr para obtener mejores resultados en los entrenamientos, pero si estamos adaptando nuestro cuerpo al ejercicio, lo mejor es caminar rápido. De esta manera, nuestro organismo trabajará al mismo tiempo que se adapta al nuevo ritmo que le vamos a dar. Te contamos por qué caminar es un buen ejercicio.
¿Se debe caminar lenta o rápidamente?
Esto depende del estado físico en el que te encuentres. Si estás empezando a practicar deporte, lo recomendable es caminar lento hasta que tu cuerpo se vaya adaptando al nuevo ritmo de trabajo al que se va a someter. En este te pueden venir bien estos consejos:
- Sé constante. Márcate unos días a la semana fijos para salir a caminar y cúmplelos.
- Encuentra un lugar donde te sientas a gusto para realizar la actividad.
- Utiliza un calzado cómodo.
- Mantén un balanceo constante de los brazos, ya que son los que determinarán la velocidad al caminar.
Cuando nuestro cuerpo ya esté adaptado, podemos comenzar a caminar rápido: solo tendremos que aumentar la frecuencia de balanceo de nuestros brazos (adelante, atrás y adelante), y automáticamente nuestros pasos serán más rápidos.
Beneficios de caminar
Caminar de 30 a 60 minutos al día aportará muchos beneficios para tu cuerpo:
- Reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y de accidentes cerebro-vasculares.
- Reduce los niveles de colesterol LDL (el «colesterol malo») y aumenta los niveles de colesterol HDL (el «colesterol bueno»).
- Aumenta la capacidad pulmonar.
- Fortalece el corazón.
- Quema más grasa que otros ejercicios.
- Mejora la salud mental y ayuda a mitigar el estrés y la depresión.
- Combate el insomnio.
- Previene la osteoporosis: al trabajar con el propio peso del cuerpo, los huesos se mantienen fuertes.
- Fortalece piernas, glúteos y brazos.
- Caminar a la luz del día incrementa los niveles de vitamina D, porque la exposición al sol ayuda a que el organismo sintetice esta sustancia.
Recuerda: es importante realizar un buen calentamiento antes de comenzar a caminar, con movimientos suaves de piernas y brazos. Al terminar la actividad, no olvides estirar los gemelos, los cuádriceps, los brazos y cuello.
Llevar a cabo una actividad física «con cabeza» nos hará aprovechar al máximo sus beneficios y reducir el riesgo de lesiones.
¿A qué esperas? ¡Sal a caminar!