Hace unos meses publicamos en nuestro blog un artículo sobre las ventajas de las pulseras de actividad y relojes deportivos para darnos ese extra de motivación que nos hace falta para entrenar y cuidarnos más. Precisamente ahora hace poco más de un año que empecé a usar mi pulsera de actividad y voy a contarte en persona cómo ha sido esta aventura y cómo un pequeño gadget de muñeca me ha ayudado a dormir mejor, a entrenar más y a ser más consciente de los pequeños vicios que hay que evitar. Así ha sido mi experiencia después de un año con una pulsera de actividad.
¿Qué pulsera elegir?
Cuando me planteé que quería una pulsera de actividad, me di cuenta de que ninguna pulsera del mercado podía ofrecerme absolutamente todo lo que quería, así que me tocó seleccionar las características que eran más importantes para mí, y dejar de lado otras a las que podía renunciar.
Por el tipo de entrenamiento y el estilo de vida que llego, y por mis condiciones físicas y de salud, no me resultaba absolutamente imprescindible contar con un pulsómetro (ya acudo al médico para hacerme revisiones de cardiología cuando el médico me las pide), y al mismo tiempo quería tener una pulsera totalmente sumergible para hacer seguimiento de mis entrenamientos en la piscina, porque me encanta nadar y me propongo mejorar mis resultados poco a poco.
Después de mucho investigar y de leer mucho sobre el tema, encontré la pulsera que más me gustaba, la Moov Now. No es el mejor gadget fitness del mercado para monitorizar la actividad diaria, ya que no da detalles de pisos subidos o de pasos dados a lo largo del día, pero era la que mejor se adaptaba a mí porque es perfecta para monitorizar el entrenamiento en piscina y porque cuenta con rutinas de entrenamiento con información en tiempo real para mejorar la técnica (por ejemplo, para correr con menos impacto en una sesión de running).
Plantéate bien qué estás esperando de una pulsera de actividad, qué parámetros querrías medir, qué opciones te parecen prescindibles, y cuánto estás dispuesto a gastar. Si tienes dudas, puedes preguntar a tu entrenador o preparador físico, que sabrá asesorarte en función de tus necesidades.
Un año con pulsera de actividad
Después de utilizar mi pulsera de actividad durante un año, estos son los detalles que más me han sorprendido de mi evolución:
- He tomado conciencia de la importancia de dormir más y mejor. Las frases mentales del tipo «Esta noche me acuesto pronto» no sirven de nada hasta que no vemos en la pantalla del móvil que hemos dormido menos de lo recomendable para la salud, día tras día. Llega un momento en que esas cifras asustan y empiezas realmente a irte a dormir cuando debes.
- Me he obligado a entrenar más a menudo en casa, ya que con las rutinas de entrenamiento de la pulsera he vencido la pereza de buscar más material o planificar rutinas. Siempre da menos pereza empezar a hacer ejercicio cuando no hay que dedicar tiempo a diseñar el entrenamiento.
- He mejorado mi técnica de carrera y he encontrado la motivación para salir a correr cada vez más distancia y de manera más eficiente.
- He logrado caminar más para alcanzar una meta diaria de 2 o 3 horas de actividad física, combinando entrenamientos y paseos. Es una satisfacción enorme ver el progreso en pantalla y analizar cómo, a lo largo del tiempo, he combatido también el sedentarismo. Recuerda que, aunque entrenes una hora a diario, ese ejercicio no basta para compensar los efectos negativos del sedentarismo y de las horas de silla, sillón y cama. ¡Levántate y sal a caminar!
Si todo esto ha ocurrido en un solo año… ¡no imagino todo lo que puedo conseguir con este extra de motivación en 2017!
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